Amanece con un frío… qué pereza da salir. Para desayunar en el albergue nos dan un café con leche y unas tostadas increíbles!! Salimos todos los bicigrinos más o menos a la vez. Nos dividimos en carretera y camino. Yo elijo carretera por solidaridad con Andi, aunque poco rato le seguimos el paso al que después será bautizado como el ciervo, o Andi el cumbres…
8 km de cuesta arriba sin perdonar, aunque no con demasiada pendiente. Subiendo, nos adelantan dos nuevos bicigrinos de Vic, los Jordis. Aunque no nos los volveremos a encontrar hasta mucho más tarde…
Una vez arriba, estamos a 0 grados y empieza a caer agua nieve, por lo que después de la foto obligatoria y de quitarme de encima una piedra que llevaba cargando desde Badalona, decidimos a continuar.
La tradición dice que el peregrino tiene que llevar una piedra hasta la Cruz de Ferro, para quitarse todos los males y los pecados que ha llevado cargando en su anterior vida.
La bajada asusta un poco porque el suelo está muy mojado y es bastante empinada, aunque muy divertida… A media bajada, Ruben, Ricardo, Andi y yo paramos a desayunar. En el siguiente bar vemos que están el resto de bicigrinos, que cada uno ha ido por su camino y a su propio ritmo.
El resto del camino hasta Ponferrada es casi cuesta abajo y bastante sencillo. Nos hemos dividido, pero nos volvemos a reencontrar en el castillo de Ponferrada.
El problema es que a la salida de Ponferrada nos perdemos, y damos un buen rodeo por carretera para reencontrarnos el camino. Nos apostamos una copa para el primero que encuentre la flecha amarilla… aunque las promesas se las lleva el viento.
El camino combina carretera con pistas sencillas, sube y baja, y un último tramo pegado a la carretera, demasiado transitada como para circular, y con un viento en contra helado que hace pesadísimo avanzar. Rubén, Andi y yo nos adelantamos al grupo, ya que nos morimos de ganas de llegar a Vega de Valcarce y se hace tarde (al menos, acorde a nuestro horario de llegar al medio día…).
Al entrar al pueblo, pasamos al lado de un albergue “brasileño” que llevan unos chinos, y no nos dió demasiada confianza. Seguimos un par de kilómetros y llegamos a un hostal donde no hay nadie, con lo que has de coger tú mismo una cama y esperar a que venga la hostalera…
Poco a poco llegan el resto de bicigrinos y nos alojamos todos juntos. Algo más tarde, aparecen los Jordis y quedamos todos para cenar. Hoy la cena vuelve a ser increíble, sopa y una especie de carne de picada de chorizo con patatas increíble. Las cenas cada vez van a mejor, y se mantienen al mismo precio… Incluso este día, al ser tanta multitud, la multitud de botellas de vino hace que acabemos un poco alegres… aunque va bien para el frío que hace.
Estamos rodeados de montañas, el O Cebreiro, el mayor reto del camino, justo antes de entrar a Galicia, nos espera mañana. Andi, para animar comenta que cuando llegue a la cumbre se fumará un paquete de cigarrillos esperando a los españoles y empieza a practicar el tiempo condicional del verbo masturbar en diferentes sitios (la cumbre, la naturaleza, los ceniceros…).
Después de poco rato y muchas risas, nos vamos a dormir, acojonados del frío y de lo que nos espera mañana…
8 km de cuesta arriba sin perdonar, aunque no con demasiada pendiente. Subiendo, nos adelantan dos nuevos bicigrinos de Vic, los Jordis. Aunque no nos los volveremos a encontrar hasta mucho más tarde…
Una vez arriba, estamos a 0 grados y empieza a caer agua nieve, por lo que después de la foto obligatoria y de quitarme de encima una piedra que llevaba cargando desde Badalona, decidimos a continuar.
La tradición dice que el peregrino tiene que llevar una piedra hasta la Cruz de Ferro, para quitarse todos los males y los pecados que ha llevado cargando en su anterior vida.
La bajada asusta un poco porque el suelo está muy mojado y es bastante empinada, aunque muy divertida… A media bajada, Ruben, Ricardo, Andi y yo paramos a desayunar. En el siguiente bar vemos que están el resto de bicigrinos, que cada uno ha ido por su camino y a su propio ritmo.
El resto del camino hasta Ponferrada es casi cuesta abajo y bastante sencillo. Nos hemos dividido, pero nos volvemos a reencontrar en el castillo de Ponferrada.
El camino combina carretera con pistas sencillas, sube y baja, y un último tramo pegado a la carretera, demasiado transitada como para circular, y con un viento en contra helado que hace pesadísimo avanzar. Rubén, Andi y yo nos adelantamos al grupo, ya que nos morimos de ganas de llegar a Vega de Valcarce y se hace tarde (al menos, acorde a nuestro horario de llegar al medio día…).
Al entrar al pueblo, pasamos al lado de un albergue “brasileño” que llevan unos chinos, y no nos dió demasiada confianza. Seguimos un par de kilómetros y llegamos a un hostal donde no hay nadie, con lo que has de coger tú mismo una cama y esperar a que venga la hostalera…
Poco a poco llegan el resto de bicigrinos y nos alojamos todos juntos. Algo más tarde, aparecen los Jordis y quedamos todos para cenar. Hoy la cena vuelve a ser increíble, sopa y una especie de carne de picada de chorizo con patatas increíble. Las cenas cada vez van a mejor, y se mantienen al mismo precio… Incluso este día, al ser tanta multitud, la multitud de botellas de vino hace que acabemos un poco alegres… aunque va bien para el frío que hace.
Estamos rodeados de montañas, el O Cebreiro, el mayor reto del camino, justo antes de entrar a Galicia, nos espera mañana. Andi, para animar comenta que cuando llegue a la cumbre se fumará un paquete de cigarrillos esperando a los españoles y empieza a practicar el tiempo condicional del verbo masturbar en diferentes sitios (la cumbre, la naturaleza, los ceniceros…).
Después de poco rato y muchas risas, nos vamos a dormir, acojonados del frío y de lo que nos espera mañana…
Comentarios
Publicar un comentario