20:30h de la tarde, el bar del Jeque.
Disfrutamos de nuestro derecho de reunión a pequeña escala en el bar de siempre. El bar ya no huele a humo, solo huele a fritanga y, a veces, a sudor y cerveza. A pesar de que es un sitio bastante elegante.
Pichi Mayor (en adelante, PM) se queja de que le van a bajar el sueldo. Su jefe ha decidido formar una sociedad, por lo que sus trabajadores, en lugar de ser autónomos, pasarán a formar parte de su plantilla. Lógicamente, no quiere que sus trabajadores le salgan más caros, por lo que lo que les pagaba en bruto (y sus trabajadores pagaban sus impuestos de autónomos), se le tendrá que descontar el gasto de su contrato, seguridad social, vacaciones, etc.
Es una afortunada mileurista que dice que si le pagan menos, dejará la empresa. Le aconsejamos que no lo deje, que aguante hasta que le salga otro trabajo, que estamos en crisis.
El de las Voces dice que al menos trabaja de un trabajo “con lo suyo” (acorde a su formación). Este, después de estudiar su carrera en una universidad privada, trabajó durante un año en la radio, hasta que el nuevo presentador del programa decidió fichar a alguien peor que él, pero amigo suyo. A ambos los despidieron al año siguiente.
Ahora lleva dos años trabajando de carpintero en su empresa familiar unas diez u once horas al día. A pesar de ello, últimamente le brillan los ojos.
Pichi menor (en adelante Pm) se queja de que se le alargará la carrera un par de meses, en verano. La carrera en una universidad pública que se costea no disponía de horarios que le fueran compatibles con su trabajo. Tendrá que quedarse un verano más sin vacaciones y sin poder optar a un trabajo digno relacionado “con lo suyo”. Al menos PM y Pm se llevan de P.M.
En la puerta, coincido con el Jeque fumando un cigarrillo. Me comenta que si no tiene un cenicero y una fotocopia en la puerta en la que pone prohibido fumar, le pueden caer hasta 4000€ de multa. Por suerte, hay clientela que valora más el sabor de sus tapas que la ausencia de humo.
Mientras tanto, llega el Ruedas directo del trabajo. Solo trabaja ocho horas al día pero sale de casa a las ocho de la mañana y vuelve a las ocho de la tarde. No me salen las cuentas.
Nos falta alguno, que después de un año en paro, ha decidido probar suerte en el extranjero.
Otro está rompiéndose los codos para pasar la prueba final y optar a una vida mejor: el funcionariado.
Yo soy un privilegiado sin derecho a quejarme. Me gusta la actualidad, y comento las últimas novedades que he leído sobre Egipto. Esos sí que se han quejado.
Entre quejas y risas, (por suerte, más risas que quejas) el ambiente se nubla por una gran cortina de humo.
Nadie fuma.
Empieza el fútbol.
dentro de poco te van a fichar para el Público ;)
ResponderEliminaryo no toy :(
ResponderEliminartengo tantas visitas que incluso me escriben anónimos...
ResponderEliminarcuéntame tu historia!