Ir al contenido principal

Día 2: Palacio Topkapi – Palacio Dolmabahçe – plaza Taksim – Torre Gálata

Hoy la vista al abrir la ventana es la siguiente:



Ventajas o inconvenientes de viajar en febrero.

El buffet del desayuno va acompañado de varias fotos de las vistas, ya que el restaurante está en la planta más alta del hotel.

Con mucho frío y mucho cuidado (encima de mi cojera) comenzamos la ruta al Palacio Topkapi. Está situado justo detrás de Ayasofia, por lo que ya nos sabemos el camino. Compramos unos “jetones” (un jeton es una especie de moneda de plástico que sirve para un viaje de metro, bus o tranvía) y cogemos el tranvía hasta Sultanhamet. Bajamos en la misma plaza de las vistas a la mezquita azul, y vale la pena todo el frío que pasamos por poder ver la mezquita azul toda de blanco. Es INCREIBLE.

(video de la nieve)

Después de hacer el ganso con la nieve y de hacer las fotos de la mezquita y de Ayasofia nevada, seguimos el camino al Palacio Topkapi.


Este es un palacio otomano del siglo XV que dentro contiene una exposición que le llaman el “tesoro” donde hay un montón de espadas, teteras, cajitas y joyas repletas de oro, rubíes, zafiros, y esas cosas tan caras. Valen la pena los 10€ (20YTL) de entrada. Para entrar, se pasa por una puerta parecida a una fortaleza, y entras al patio interior.



El palacio es grandísimo. A mí lo que más me gustó fueron las diferentes salas del tesoro, y las vistas que habían desde la terraza al fondo del palacio, con el mar Mármara y el cuerno de oro como fondo. Y encima, todo nevado.



En las salas del tesoro, me llamó la atención lo que decían que era un trozo de puerta de la Meca, y que en la siguiente sala hubiera un hombre recitando el Corán.




La visita acaba siendo pesada, por el frío que tenemos continuamente en los pies. Pero no nos rendimos y salimos en busca del tranvía para atravesar el cuerno de oro e ir al palacio Dolmabahçe. Todas las zonas turísticas de la ciudad están muy bien comunicadas por el tranvía.

El tranvía nos deja al lado del campo del Besiktaç. Viendo un campo como este, ves la locura que hay en España por el futbol, ya que un equipo de fama internacional como este tenía un campo que en España sería de segunda B, como mucho.

La entrada al Dolmabahçe tiene justo al lado una mezquita muy chula llena de banderas de Turquía. Creo que todas las mezquitas, al ser diferentes a todos los templos cristianos de aquí, nos parecen chulas.




En la entrada al Dolmabahçe hay un tipo que nos invita a portarnos bien. La entrada cuesta 20YTL, pero con carnet de estudiante, nos sale por 1YTL (0’50€).

Este palacio se hizo en el siglo XIX. Por lo visto al sultán de turno el palacio Topkapi se le quedó pequeño, y decidió montarse uno nuevo con un estilo más Europeo. Dicen que la riqueza que tiene dentro compite con Versalles, aunque yo en Versalles, no he estado.



Dentro del palacio no se pueden hacer fotos, y no se puede entrar por libre, se ha de ir con guía. Cada 15-30 minutos sale una ruta con guía en diferentes idiomas. Por hora no coincidimos con un guía en español, por lo que nos tocó poner en práctica nuestro inglés. Vale mucho la pena visitarlo, sobretodo para ver salas de reuniones y cenas, dónde una de ellas tiene una lámpara de cristales grandísima, una de las más grandes del mundo. Todo el mundo de la visita exclama un Wala! Un Ooo! O algo similar, es realmente espectacular.

Una vez fuera, esperamos media hora para visitar el harem. Mientras esperamos, pasa un grupo de guardias con su peculiar forma de caminar. Una vez en la puerta, un guardia de seguridad nos pregunta si somos españoles (no sé por qué, pero siempre les parece obvio). Nos explica que Zapatero ha estado allí 4 veces, y que allí quieren mucho a Zapatero y a los españoles (imagino que porque Zapatero está a favor de que Turquía entre en la Unión Europea y porque gran parte de los turistas de Estambul son de España).

Al salir del palacio, decidimos ir andando hasta Taksim, ya que en el mapa no parece que esté demasiado lejos. Y en distancia no lo está, pero hay unas cuestas increíbles, y subimos por unas calles en las que tranquilamente podían haber 200 escaleras. Nos perdimos un poco, pero la gente, sin preguntarles nos decía, Taksim, por allí! Supongo que todos los turistas vamos a los mismos sitios.

Comemos por allí un kebab con una bebida típica de allí, una especie de agua con yogur muy amargo, por 3’50 YTL (1’75€). Vamos a la plaza Taksim, que nos parece que no tiene nada de especial, pero empieza una calle repleta de tiendas, Istiklal caddesi, con las típicas marcas que puedes encontrar en cualquier capital Europea. Aquí hacemos dos grupos, los que van de tiendas (que tienen exactamente el mismo precio en euros que en España) y los que decidimos darnos una carrera hasta la Torre Galata.

Subir nos cuesta 10 YTL, pero vale la pena. Subes en ascensor y desde arriba, las vistas son espectaculares. Desde una misma panorámica puedes ver el palacio Topkapi, la mezquita azul, Ayasofia, muchas más mezquitas, el puente que atraviesa el cuerno de oro iluminado. Arriba de la torre hay un restaurante, pero parece muy caro.



Después de disfrutar las vistas, esperamos al resto y de vuelta al hotel.

Estamos hechos polvo de andar, de las escaleras, del frío… por lo que decidimos cenar unos kebabs en la habitación del hotel todos juntos.



Poco después, una ducha y a dormir, que hoy hemos aprovechado el día.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día 5: Carrión de los Condes – León (108km)

Amanece lloviendo, pero confiamos en que no durará mucho, y así fue. Después de las tostadas, el café con leche y el zumo de naranja (pro 3€) empezamos la ruta. Hasta la entrada de León, la ruta se presenta toda llana… Del camino no recuerdo demasiado, buena media de velocidad, algo de frío al principio… En unas ruinas me reencuentro con César y Paco, los peregrinos experimentados que me encontré al segundo día. Después de una charla, seguimos el camino, aunque el mismo día nos reencontramos un montón de veces. Después de parar en un pueblo a desayunar los víveres que llevamos en la mochila, salimos del Burgo Ranero acompañado del canto de las ranas. Esta etapa tiene marcados algunos recorridos recomendados para ciclistas, asfaltados y con muy poco tráfico, lo que hace fácil avanzar. A destacar, antes de llegar a León, un pueblecito con un bar hippie-okupa (parece que viva una comuna), todo pintado de firmas de gente, tanto por dentro como por fuera, que lo lleva un tipo cani

Selva Negra: 8 razones por las que visitar Freiburg

1.- Su ubicación Freiburg es una ciudad donde disponer de buenas comunicaciones, todos los servicios y comodidas de una gran ciudad. Está situada en el corazón de la Selva Negra, con lo que al final de las calles, en la mayoría de los casos, el horizonte será verde. Está en Alemania, pero al sur y entre montañas y no a una gran altura sobre el nivel del mar, con lo que el clima es muy suave, similar al de Barcelona. 2.- Ecología A pesar de ser una ciudad grande, el centro es una zona peatonal en la que no pueden acceder coches. Las calles están muy limpias y los ciudadanos muy sensibilizados con el medio ambiente: aproximadamente el 50% de los votos va a parar al partido ecologista. Todo un ejemplo de ciudad sostenible. 3.- Zona peatonal Se puede pasear sin riesgo de ser atropellado por un coche por el bonito centro peatonal de Friburgo, ver tiendas, la catedral y el mercado a su alrededor o las antiguas puertas del casco antiguo. ¡Aunque ojo con los tranvías! 4.-

Día 9: Sarria - Melide (74km)

La etapa de hoy, se plantea más corta que todas las que ya hemos hecho, y ya no nos quedan grandes obstáculos. Después de unas tostadas, un zumo y un café, salimos de Sarria flechados. El camino de hoy es duro, pero divertidísimo. Un continuo sube y baja de trialeras, piedras, charcos, más trialeras y más charcos. Ha crecido de una forma brutal la afluencia de peregrinos, y todos se asombran de ver a 8 bicigrinos juntos… No sé por qué es tan raro. Tardamos más de lo esperando en llegar a Porto Marín, un pueblo que fue inundado por un estanque, y que se desplazaron a la montaña de al lado. La iglesia del pueblo, con un rosetón enorme, la reconstruyeron piedra por piedra, desmontándola de la ubicación anterior y poniéndola en su actual ubicación. Paramos al lado de la iglesia y desayunamos una empanada de carne buenísima. Bueno, nos supera la gula y la tranquilidad, y desayunamos dos trozos de empanada regados con una cervecita… Ya no nos asustan ni los cortes de digestión. El